Como nutricionista, me encanta poder gestionar mi propio tiempo para cuidar tanto de mi hijo como de mis pacientes. Cada mañana, después de preparar las consultas del día, salgo con mi bebé a caminar por el barrio en su carrito. Es una rutina que disfruto mucho porque me ayuda a empezar el día con serenidad, respirando aire fresco y viendo cómo él explora el mundo desde su pequeño asiento.